lunes, 28 de septiembre de 2009

Juego de Manos

*En un acto de soberana excepción me he tomado la libertad de tomar un texto ajeno para publicar en este, un espacio de experimentación, siéntase en libertad de aplicar el rigor de todas las leyes en cuestión. Me tomé la libertad de transcribirlo casi a nivel literal, respetando por supuesto el poder que tienen las comas sobre el concierto mundial del pensamiento. ¿A dónde nos llevará todo esto?

Sí, soy yo. Tan solo un adolescente, un alumno, un aprendiz, o por lo menos eso dice mi perfil. Sin una mayor creencia religiosa ni posición política. No sé si mi opinión cuenta en estos temas por la falta de información, y más que nada, experiencia.

Hace 20 años el dictador de nuestro país pone la mesa una pregunta general. El famoso si o no, “… ¿Sigue vigente el periodo militar?” Ganó rotundamente el no, que bueno. Pero que bueno ¿desde donde? Porque para la época ya no era conveniente, ¿Pero mejoró Chile? ¿Sería ahora Chile como el pueblo cubano? ¿Esta bien decirle pueblo a un país? Díganme comunista entonces. El comunismo es la posición política mas humana, tal vez por eso tengo rasgos. Pero en este juego de manos juega la historia, juega la gente, juegan los presentes. Del otro lado de la vereda; la derecha, un todo como mercado, no como estado (Eduardo Frei; que fracaso) Es una actitud de progreso, no egoísta como todos dicen, ¿o si? Viva el progreso y la desigualdad entonces.

Fue el debate presidencial, los cuatro mayores aspirantes a la moneda, con sus ideales de igualdad y dominio, de gobierno y de justicia.

No soy el adecuado para opinar en este tema, por la poca experiencia.

La mano derecha es la que señala y la izquierda es la del puño cerrado en alto, por lo mismo digo, juego de manos… juego de villanos.

Tomás Seballos

lunes, 21 de septiembre de 2009

Última vez...

Amigo inteligente pero se olvida como parecerlo:

¿Que tal el 18?

Autor de palabras sin sentido pero que recuerda siempre como parecer inteligente:

¿Es mal visto entre intelectuales el público con el cual se llega a la búsqueda de la verdad?

Amigo que se da cuenta que tiene una oportunidad de parecer inteligente:

Presiento que no me dejaras otra opción que cagarme de la risa; si se es un fascista empedernido, si. De lo contrario solo plásmalo en un libro y que parezca impresionismo posmoderno, un escándalo de proporciones.

Autor cosquilloso de la atención, un cabro chico haciendo sus gracias:

Dicho de otra forma, ¿El espíritu conciliador de nuestro tiempo, algo así como la hipocresía, me explica que el ser humano es digno de reflexión antes que cualquier condición preexistente?

Compañero de mil batallas imaginarias:

Digno de reflexión es una aceptación valórica, digamos que su intelecto es reflexivo y se reconoce a si mismo. A partir de eso, otorga una dignidad. ¿Por qué piensa eso?

….Porque terminé filosofando con un paco en la madrugada del 19 de Septiembre.

martes, 21 de abril de 2009

Sos un Crack! Campeón

Desde que Martín le tomó el gusto al hablar en difícil confundiendo por lo estético y lo ilógico de su retórica tomó, también, una fama y un renombre desbordado, vertiginoso, vociferante además de todas las cosas lindas que trae ser sobrevalorado. ¿Qué fue lo que hizo? Bueno, a parte de buscar puntos sensibles en los clítoris de los menopáusicos que pedían a gritos una nueva cumbianchera intelectual y darles lo que un connotado economista o, en el mejor de los casos, un estudiante en practica llamaría; un rico pan y un buen circo (casi como ver la lucha libre).

La verdad es que Martín -que poco sabía de política- mucho sabía de políticos, de caras de poker, de caras de sorpresa, de caras de raja, pero sobretodo del valor que tiene comer bien, arquear el meñique a la hora del té y, sobretodo, saber dar un beso de despedida haciéndolo pasar por un beso de buenas noches. No hay duda, este cabro va a llegar lejos.

Venderse es un concepto pasado de moda, es mucho más chic arrendarse, Martín como buen feriante (no cualquiera baila entre pescados) sabía que la oferta y la demanda (esas que deciden si tengo o no tengo plata) van y vienen, creo que por lo mismo siempre supe que me lo encontraría en el patio de comidas. La verdad es que me daba envidia, creo que fue el único que nunca confundió su valor y su precio.

Con la frente en alto, la lengua muy larga y la falda muy corta, sabiendo ser muy machito para sus cosas eso si, rompió mas de un frágil corazón, creo que fue su única caída (o por lo menos la única que manchó alguno de sus números), las arpías así como los condones, vienen de todos colores, tamaños, texturas y formas. Habría matado por saber como salir ileso de una situación así (yo también, de todas maneras ¿Quién no?).

Martín, el gran ganador de nuestro tiempo, se desenvuelve, canta, encanta y re encanta, juega para la galería, hace los goles y se los dedica a las madres del mundo, el mérito siempre es del equipo y del técnico que le dio la oportunidad, las ideas son de sus amigos y la culpa siempre es de él. Así como si nada, nos reímos sin sentido de cosas que –lo reconozco- de verdad no lo tenían en lo absoluto ¿Qué monos pinta Martín aquí? Es el único que se dio cuenta.

Espero descubrir algún día porque deje de verlo.

viernes, 16 de enero de 2009

La Luz

Cada cual de los que querían llegar a algún lado siguieron en la senda mayor, el camino que corresponde a los iluminados, aunque corría el rumor entre los presentes (la mayoría mercenarios de escaramuza) que el camino que ellos seguían que no era mas que el producto de un utópico muy entusiasta o simplemente un orate.

Según la última revelación, la cual fue motivo de una pugna que se recuerda hasta nuestros días entre los templarios, el jardín de invierno era un campo eliseo al final de un viaje tras pasar por más de siete infiernos con sus respectivos guardianes, paladines exiliados deshonrosamente, bestias de algún imaginario solo descrito por las leyendas contadas por los sabios de nuestro pueblo, policéfalos coterráneos de aldeanos capaces de levantar cualquier animita en procesión con tal de salvarse de alguno de sus tormentos infinitos, así como espacios inexplorados sin memoria ni tiempo y sin mas destino que la búsqueda de un paraíso perdido el cual siempre se supo que era solo un mito.

Frente a la barrera de escépticos un carismático con un mínimo de visión política se inspiro como pocas veces se ha visto en el ocaso de los días e hizo alusión a los sobrevivientes del primer Apocalipsis entrando peligrosamente en un terreno donde se entremezclaba un traumático momento del que pocos se habían repuesto o simplemente aun no asimilaban las dimensiones del peligro al que estuvieron expuestos con los que lisa y llanamente se volvieron locos (nadie puede culparlos). Habían sobrevivido, es cierto, ¿Cuánto tiempo? Y peor aún, ¿Para qué?.

Se sabía que quedaban algunos intelectuales sobrevivientes (de otra forma quizás habría mas sobrevivientes), prueba de aquello, no faltaban los trastocados que declamaban, entre lo que quedaba de muchedumbre, en su nula capacidad retórica su corriente de filosofía nihilista capaz de enaltecer a cualquiera, cualquiera que sea capaz de recordar sin romper en llanto o coprolalia desmesurada llena de epítetos y culpables. Estos, vaticinaron a granel las mil y un variantes posibles de esta época, el problema estaba en que la gente les creía.

Dios se vengó, Dios se fue, Dios perdió la fe en nosotros, aunque ya no había ni religión ni metafísica igualmente se llegó a este tipo de conclusiones; el ser humano nunca deja de ser lo que es, un ser humano.

Aquellos que aun pueden recordar aquellos días cuentan que surgieron falsos profetas que se aprovecharon de aquellos que aun querían creer y los guiaron ciegamente entre estos infiernos con la esperanza de llegar a la tierra prometida, o por último a un análogo que los hiciera llegar a una locura de delirios carentes de conciencia de sus dolores; se dice que fueron los primeros, los únicos que sintieron los agasajos de la época. Se convirtieron en una clase privilegiada.

Siempre me he preguntado, que hubiese pasado si yo también pudiera contar lo que me pasó.